Buenas tardes ! Como saben, viajamos a México, mi primer vuelo largo después de haber comenzado con este temita del miedo a volar. Empezamos a planear este viaje hace 6 meses, y yo contaba los días como un preso: en parte por las ganas de ir, y en parte, por el miedo al avión: 9 horas ahí arriba me parecían el horror supremo. Repasé los módulos, releí el material del curso, miré con atención los nuevos links que Claudio, amablemente, me envió. Hice los ejercicios, me compré revistas tontas de moda que jamás leería si no fuera ahí arriba, y me preparé para “empastillarme” severamente. La idea era pasar la pesadilla lo más pronto (y dormida) posible. El viaje de ida fue mucho mejor de lo que pensaba, a pesar de que tomé medicación, no dormí nada, apenas dormité un rato. Pero no fue por la ansiedad, sino por la incomodidad en general del asiento en clase turista. En México lo pasamos genial, es maravilloso y ni siquiera imaginaba que existía un lugar así. Festejamos allá nuestro primer año de casados, aunque hace muchos más que estamos juntos. Todo fue perfecto, maravilloso, increíble, inolvidable, y ni siquiera el temor de tener que tomar el avión de vuelta opacó ni un segundo de nuestra perfecta estadía. Pero la sorpresa fue la vuelta: mucho sueño (nos levantamos a las 3 am para volar a las 8.30, teníamos que volver desde Akumal a Cancún); algo de shopping, cero ansiedad, nada de miedo…volé feliz y todo fue genial!!! Tampoco dormí mucho, por eso de la incomodidad, pero no sentí miedo en ningún momento. Ni siquiera me venían a la cabeza los pensamientos catastróficos habituales que me invadían cuando subía a un avión. Creo que se rompió el maleficio, y fue gracias al trabajo que hicimos juntos. Gracias infinitas, Claudio y Eduardo, equipazo de Poder Volar! Abrazo grande para los dos.